Moisés Fernández Acosta.

Nació en Huelva, en 1979. Desde pequeño sintió atracción por los procesos creativos (pintura, escritura, etc…), siendo a mediados de los 90, gracias a una cámara Nikon de 35 mm de su hermano Francis, cuando descubre el mundo de la Fotografía.

En 1998 se instala en Madrid, donde realiza estudios académicos en el C.E.V (Centro Superior de Estudios del Video y la Imagen), especializándose en fotografía Creativa , Publicitaria y Tratamiento digital.

Durante los dos siguientes años conoció el mundo profesional de la fotografía trabajando con Álvaro Ortiz, un reputado fotógrafo de moda y publicidad a nivel nacional, colaborando con las mejores agencias de publicidad y editoriales del país.

Desde el 2000 desarrolla su trayectoria profesional como freeland, trabajando para firmas y agencias nacionales e internacionales.

“Somos capaces de transmitir nuestras emociones con las manos”

Retratos de Primera Mano es una serie fotográfica en la que he querido reflejar lo importante que es para el ser humano el Lenguaje Universal de las MANOS.

Quise que, además de con la mirada, mostraran sus sentimientos con sus manos y, el resultado final, es una combinación visual muy directa que crea un desafío al espectador. Me he mostrado como un fotógrafo silencioso en estos encuentros, dejando que surgieran las miradas. He seguido una metodología de trabajo basada en la exploración, en la búsqueda pausada, sin prisa. No buscaba nada de antemano, no llevaba un guión prescrito. El silencio habla… sólo hay que estar atento.

Partiendo de una búsqueda minuciosa de equilibrio y composición, les he querido retratar en un espacio y a una distancia corta, creando la cercanía y la complicidad necesaria.

Provengo de la fotografía publicitaria, donde el éxito de un trabajo está marcado por el logro de su propósito. Deben ser imágenes brillantes en su diseño y su técnica, pero que tienden a ser olvidadas rápidamente por el ritmo de vida que llevamos. Por ese motivo, quise llevar a cabo este proyecto, impulsado a elaborar unos retratos que, con un mensaje muy directo adquirido de mi aprendizaje publicitario, os hicieran volver una y otra vez hacia los personajes, descubriendo en cada encuentro nuevas sensaciones.

Me siento muy comprometido con mi trabajo, tengo la suerte de disfrutar con lo que hago. Es, sin duda, la mejor forma que tengo de expresar todo lo que llevo dentro. Vivo con muchísima intensidad mi profesión. Es maravillosa la sensación que se consigue cuando ves que depositan en ti esa responsabilidad.

Cada retrato implica una gran capacidad de comprensión, y es esa percepción, la que te conduce a lo más hondo de sus emociones.

Todo está basado en la atención a lo que te rodea, observar a las personas y dejarte llevar por la intuición.  Ello te lleva de la mano para alcanzar la complicidad con el artista. 

La fotografía me ha enseñado a expresarme, a mostrar mi punto de vista. Es el medio con el que manifiesto la realidad que me rodea, mi modo de comunicarme y el camino que ando a diario para buscarme a mi mismo. Me reconozco en cada uno de los retratos realizados. Todos ellos se hallan impregnados de mi personalidad. Por eso me veo reflejado en las miradas de estos personajes.

Viendo, ahora, el conjunto de los retratos, siento una gran serenidad. La filosofía con la que me embarqué en este proyecto se ha mantenido en cada toma.

Mi gratitud a todos los amigos que han colaborado posando ante mi objetivo, mostrándome sin barreras sus miradas, sus manos y sus almas.

Ellos han hecho posible este proyecto, no hay un momento más mágico, que cuando detienes una mirada en tu objetivo, cuando ves que obtienes tanta sinceridad de modo altruista. Retratar conlleva una gran capacidad de comprensión, de entender a la persona que tienes delante, de hacerle perder sus miedos para que te muestren una parte de sí mismos.

Siempre tratas de identificarte con lo que te muestran, encontrar en ellos lo que tú no te atreves a expresar. Sin duda, hay mucho de mí en esas miradas.

Cada fotografía forma parte ya del pasado. Todas narran una historia. Son la transmisión de unos recuerdos vividos. Es mi diario escrito con imágenes y, como tal, lleva una gran carga de melancolía.

Para mí, hacer retratos, es un acto de supervivencia.